Hola a Todos:
Debido al heckeo del foro voleyperuano.mundoforo.com, les volvemos a presentar la entrevista a nuestra armadora Elena Keldibekova para que de tal manera quede en los archivos del actual foro de voley peruano.
Atte...Admin.
En días previos al Día de la Madre, Elena Keldibekova, armadora titular de la selección peruana, nacida en Almaty, Kazajstán y peruana por matrimonio, nos recibió en su hogar y compartió con nosotros sus recuerdos, sentimientos y experiencias en el mundo del voley.
Casada con el también voleybolista Johnny Westreicher y madre de un niño pequeño, Elena es dueña de un gran carisma y un inigualable sentido del humor, en cada una de sus palabras se aprecia cuan peruana se siente y lo emocionalmente unida que está a todas las chicas de la selección.
En esta primera parte de la entrevista, Elena con la sencillez que la caracteriza, comparte con nosotros los recuerdos de sus inicios en el voley, su paso por la selección de Kazajstán, así como los pocos conocidos detalles de su llegada a Perú, además de sus primeras experiencias como miembro de la selección peruana.
Cuéntanos Elena, ¿cómo fueron tus inicios, a que edad comenzaste a jugar voley?
A los 14 años y no fui una de las seleccionadas por la altura; era muy chiquita, en lo que era Kazajstán-Rusia, ahora es una Republica Independiente.
Tenia 14 años, mi papá me llevó, yo no quería, y cuando entré, eran unas... jirafas, eran grandotas y el entrenador en la primera impresión me miró y dijo: “la más chica, pues que se quede entrenando nomás”. (risas).
¿Cuál era el promedio de estatura de las jugadoras, que recién empezaban a entrenar?
Normalmente era a partir de 1.75 mts., bueno, en esa época; pienso yo, era más o menos a fines de los ochentas, 88 u 89 por ahí, pero tuvimos varias chicas que median 1.80mts.
Y desde tus inicios, ¿fuiste armadora?
Si, por el mismo problema de la estatura.
¿Jugaste en otra posición?
No, siempre fue armadora y por otro lado también el entrenador me vio que, como yo siempre he jugado con mi papá y ya sabía un poquito bolear con el antebrazo. Lo que se hace en Rusia es trabajar mucho fundamento, la pared es tu amigo Nº 1 siempre.
¿Empiezan con la pared?
Miles y miles de veces, antes y después del entrenamiento, siempre tienes que cumplir la suma, tenia que ser 500 antes y 400 después, que en total eran 900 o 1000 levantadas por día.
¿Todos los días?
Todos los días.
¿Desde los 14 años?
Si, desde chiquititas nos obligaban, es más la entrenadora nos corregía y decía: “No! ¡el dedo!, ¡el meñique!, estas boleando, el dedo grande, el dedo chico”. (gestos de voleo).
¿Nunca alternaste otra posición, nunca probaste o te dejaron probar jugar en posición 2 ó 4?
No. Lo que me ayudó fue que podía saltar bien. Mi papá bien orgulloso dice que nuestras piernas son fuertes, las piernas de mi familia son fuertes, podemos ser chiquitas pero saltamos; en esas categorías no te definen exactamente, las atacantes juegan en todas las posiciones, claro definen la situación de o atacante o levantadora, juegas 4-2. Mas adelante se especializan en atacantes de centro, de cuatro o de diagonal.
¿En qué equipo jugaste primero, algún club?
Un club, no es uno exclusivo, pero es un club deportivo de una constructora, que organizaban eventos para sus trabajadores, donde habían todos los deportes, atletismo, gimnasia, Voley, etc. Mi abuelo trabajo muchos años en la ADK.
¿Cómo se llamaba el club?
ADK Club de Constructores de Almaty.
¿Tú eres de Almaty? ¿Siempre has vivido ahí?
Si natural de Almaty. Si siempre he vivido ahí, y con suerte ahí tuvimos chicas que jugaban bien al voley, siempre ADK estuvo en altos niveles de las competencias.
Entre las repúblicas de la ex URSS, ¿Kazajstán era una cantera de voleibolistas?
¿Más que Rusia o Azerbaiyán?
Si. Ahora salió Azerbaiyán, antes no había Azerbaiyán, es más eran nuestros hermanos, siempre jugamos mucho contra ellos, partidos amistosos; pero después de Rusia, Kazajstán siempre ha sido el segundo en la liga, Ucrania nunca. Ahora que estamos independizados, Kazajstán está jugando prácticamente en la parte de Asia.
¿En Kazajstán el estilo de juego es más parecido al ruso o a los equipos asiáticos?
Es un juego más rápido y un juego más bien de potencia, de estatura. Kazajstán llevaba siempre un juego más asiático, pero asiático de chicas grandes, utilizaba mucho las combinaciones, como para tratar de mover a jugadoras rusas, son muy grandes, entonces necesitábamos moverlas, sobre todo en el bloqueo.
Luego de jugar en este club ADK, ¿jugaste por la selección, por otro club?
De menores estuve convocada a la preselección de Rusia, en primera fase, no entre a las primeras 12 porque es un poco complicado, siempre ha sido muy complicado entrar a la selección de Rusia. De 15 repúblicas que eran, escogen a una, aparte son 12 jugadoras, normalmente eran las que estaban más cerca a Rusia pues era más cómodo.
Solo jugué en esa preselección de menores por lo mismo que empezamos a separarnos como Kazajstán, tampoco pensé que me iban a incluir por el problema de la estatura (risas). Pero con la selección de Kazajstán siempre participe.
Antes de venir a Perú, ¿qué conocías de Perú?
Nada.
¿Y del voley peruano?
No, nada.
Alguna vez escuchamos que Natalia Romanova y tú sabían algo del voley peruano, porque en los 80 Perú y URSS eran rivales frecuentes en casi todos los torneos. Pero nos dices que no conocías nada?
Cuando yo empecé con el voley justo era en la época de la olimpiada, y ví ese partido de la final de Seúl 88, mi papá me llamó y me dijo: “mira un partido de voley, tienes que ver como es el voley de verdad, porque es lo máximo”. En ese entonces, él me explicaba como es el voley, y yo le decía que ni siquiera es un mundial (risas) Y mi papá me dijo que el torneo máximo a que puede llegar un deportista es una olimpiada, es aún más que un mundial y yo me quede sorprendida, me quedé mirando nomás pero para mi era lo mismo.
Un partido más.
Un partido más y nada más, pero si creo que estaban ganando las peruanas, y después las rusas las remataron, algo así. Me interesó y estuve viendo, es más, me llamó la atención porque habían dos chicas seleccionadas de Kazajstán.
¿Y cómo así llegaste a Perú?
No se bien como fue el contacto. Normalmente en invierno la mayoría de las chicas juegan en clubes extranjeros, entonces el resto que se queda están sin hacer prácticamente nada, solo muchos entrenamientos y nada mas. Entonces teníamos un hueco y nos dijeron que había una posibilidad de ir a jugar a Perú dos o tres meses, no tanto a ganar dinero, era más que nada, pienso yo, de curiosidad, de ver cómo es allá cruzando el océano. (risas).
El primer año, el 93 viajo un grupo yo no vine, tuve problemas con mis riñones, el doctor me dijo: “si quieres seguir jugando, tienes que parar ahora”, entonces tuve que parar, creo que tres meses y desde comienzo no podía ni caminar.
¿Descanso total?
Si. El entrenador decía, que eso era para nuestro futuro, y entonces dijeron vamos a descansarla mientras ustedes se van a Perú. El siguiente año ya dejaron que vaya, el 93 vinieron 7 creo, y en el 94 ya vinimos 4.
¿La experiencia fue buena para las que vinieron el 93?
Si, así decían.
¿Qué les contaban a ustedes?
Lo bueno que era sol, el calor y hacia un clima maravilloso y de las ropas de baño, era realmente un relajo de vacaciones (risas).
Las chicas que venían ¿en qué edad estaban? ¿Juveniles ó Mayores?
Yo pienso que eran mayores, porque yo vine de 19.
Cuando llegaste a Perú acá, viniste inicialmente por dos meses, por tres meses, por el verano, ¿por cuánto tiempo viniste, 2 ó 3 meses, por todo el verano?
Creo que nos llamaron por dos o tres meses nada más, no me acuerdo exactamente, es más tengo mi fecha de celebración de cuando llegue acá, justo de ahí cuento porque ahí conocí a mi futuro esposo, por decir es nuestra fecha en que nos conocimos.(risas)
¿Y qué te gustó de Perú?
La comida y la gente de repente, hay otro trato, en Europa el trato es más reservado, tienes que conocer bien a la persona o tener un buen contacto con la persona para que se abran. Acá todo el mundo contento, yo venia y parecía mi familia, todo el mundo decía: ¡Hola cómo estas! (con los brazos abiertos) Preguntaban si todo esta bien, había como que interés por otra persona. Cuando salíamos con mi esposo, el me presentaba a mi como su enamorada y la gente se venía encima y nos abrazaba (risas) yo decía: “¡Dios mío! ¿por qué están tan alegres?”. Mi esposo me explicaba porque son así, están alegres de verte, de conocerte, y cosas así.
¿Nunca habías salido de Europa?
No, siempre fue Europa y Asia.
¿Cómo decidiste quedarte en Perú?
Ay no se. (risas).
¿Lo pensaste mucho o fue rápido?
Había circunstancias de Natalia y mias, que nos ayudaron a decidir a quedarnos. Pero a la hora que nos quedamos, al salir de la aeropuerto, nosotras dos sentadas en el carro llorando decíamos ¿qué hemos hecho ahora? (risas) no se realmente, sentía mucha seguridad que no me iba a pasar nada, aquí me sentía bien.
¿Decides quedarte cuando estabas en el aeropuerto?
Antes hablamos entre nosotras de que íbamos a quedarnos. El problema era que no teníamos los pasaportes a la mano, tenían la costumbre de que los dirigentes tenían los pasaportes con ellos por seguridad, entonces si lo decíamos, antes del viaje no nos daban el pasaporte o nos llamaban la atención. Entonces tuvimos que esperar hasta el final en el aeropuerto a la hora que nos dieron la tarjeta de embarque, recién ahí. Y entonces Natalia con la mano temblando estaba llenando la tarjeta, yo le dije “¿por qué estas llenando? ¿No vamos a quedarnos?”, “Si”, decía ella, “vamos a quedarnos”, y seguía llenando (risas), “Ya pues entonces!” – le dije yo, y le cerré el pasaporte; entonces nos acercamos al entrenador y le dijimos que no íbamos a viajar, que nos íbamos a quedar.
¿Y cómo reaccionó?
Se quedó sorprendido, se volteó, y a su representante que era de un grupo de acá de Perú con quien nos contactaron le dijo: “haz algo”, Y el le dijo: “Yo no puedo hacer nada, ellas son mayores de edad, no las vas a amarrar, no se puede hacer nada”. Mientras nosotras nos íbamos hacia la salida (risas). Afuera estaban todas las chicas del Regatas, nosotras no entendíamos nada de español, entonces alrededor todas hablaban y nosotras no comprendíamos nada, era todo el equipo completo del Regatas que habían venido a ver como pasaba todo. Con las otras dos chicas nosotras si nos despedimos, pero también fue algo discreto y tenía que ser a último momento, porque si no podría haber mucha emoción o alguien podría hablar.
El equipo del Regatas fue a despedirse pero a ver también.
Un circo parecía y de ahí ya directamente nos llevaron al carro y las chicas de Kazajstán salieron corriendo, y nosotras pensamos que el entrenador iba tras de nosotras y dijimos: “¡pucha están saliendo por nosotras y ahora que hacemos!” (risas) y ellas dijeron: “no, estamos nosotras solas, sólo que queríamos despedirnos de ustedes”; ahí si nos despedimos bien y todo, conversamos, le pedimos que llamaran a nuestra familia y dimos encargos. Habia sido duro y no dormimos toda la noche.
¿Ustedes habían comentado a sus familias que se iban a quedar?
No.
Las primeras semanas o meses, ¿fue fácil o difícil para ustedes? ¿se arrepintieron? o ¿estaban contentas?
Pienso que cuando pasa el tiempo rápido, si para mi ha pasado rápido, es que estas feliz y entretenida, el mismo clima también te ayuda, entraba el verano, fechas navideñas, todo era nuevo para nosotras. Regatas nos apoyo desde el comienzo dándonos donde dormir, porque el Club tiene una especie de concentración. El Regatas nos pagaba un sueldo, solamente teníamos que entrenar y jugar por ellos. Así empezamos.
Y cuando se cumplió el tiempo, ¿cuánto tiempo podían quedarse con el pasaporte?
No se cómo era, pero el problema era que teníamos que casarnos urgente (risas) pero no era ese el plan, por mi parte ha sido de repente rápido por la misma situación. Me sentía feliz.
¿Cuánto tiempo después te casaste?
En un poco más de medio año me casé, llegue en noviembre y me casé en Julio.
¿Los primeros meses cómo hicieron con el idioma? ¿Fue fácil aprenderlo, tomaron clases?
No, no tomamos clases, mi profesor es mi esposo.
¿Cómo se comunicaban inicialmente tu esposo y tu?
Realmente, había una especie de gestos, nuestro idioma. El me corregía, para mi ha sido bastante fácil aprender el idioma, en tres meses ya entendía mucho, pero no hablaba y el me decía: “¡pero háblame!” – “pero no puedo, no me sale”, le decía. En seis meses ya empecé a hablar, fue bastante fácil, es un idioma que suena lindo, provoca pronunciar, repetir las palabras.
¿Seguiste jugando por el Regatas?
Siempre, bueno después que nació mi hijo, tuve la posibilidad de ir a España y con mis amigas Rusas que viven en España me invitaron a ir jugar a Alemania.
¿Cómo te sientes ahora en el Club, es tu lugar de trabajo?
Bien, Regatas siempre nos apoyó en todo, o quizás por otro lado, no conocía otro club, tampoco había creo, había como Asociaciones o cosas así.
¿Era muy distinto a lo que tú estabas habituada en Kazajstán?
No, no exactamente, porque así un club grande, me sorprendió ver un club de esa magnitud, que tiene tantos deportes, todo tiene acá. (risas)
Cuéntanos ¿cómo llegas a jugar por la selección? ¿en qué momento te convocan?
La primera vez fui a una llamada de Man Bock Park, en el año 2000, llegue desde España. Es más las chicas clasificaron sin mi, yo no había pasado toda esa temporada de clasificaciones, de sudamericanos, solamente llegue a Lima. Natalia (Romanova) no aceptó en ese momento, yo dije: no hay ningún problema. Pero ahí si había mucho trabajo para levantadoras, no solamente Rosa García, yo creo que era la cuarta.
¿Quienes estaban?
Estaba Rosa (García), Mariela (Portocarrero), una jovencita y yo. En las últimas giras hemos estado las tres (la jovencita no entró), nos llevaban, porque creo que llevaban 18 personas a las giras y rotamos ahí jugando. Normalmente Rosa jugaba más que nosotras, Mariela y yo teníamos que rotar nomás, Rosa jugaba y luego un set Mariela o un set yo.
¿Era muy distinto estar en la selección que estar en un club? ¿La intensidad del entrenamiento, del trabajo, la concentración y la exigencia?
En comparación con Europa allá era más exigente, de repente es más organizado, más planificado, más modernizado. Acá siguen entrenando 4 horas, y allá no más de 2 horas, porque ahora las reglas han cambiado, no dura un partido más de dos horas.
En España donde estuve entrenando, y ahora en Alemania es más dinámico, mucho más rápido, tiene más intensidad, siempre velocidad, siempre estamos haciendo algo. Acá vienes te hechas un rato a estirar y todo es lento. Pero allá cuando acaba el entrenamiento, recién ahí me podía sentar. Allá hasta para estirarte te dan ese dinamismo, entonces te hacen trabajar tus músculos, te lo estiran con mas intensidad. Acá te hechas 3 horas. (risas)
Obviamente, se enfrían otros músculos mientras estas echado en el piso la espalda se enfría y qué vas a estirar ahí. Allá hasta para tomar agua 1 minuto y medio, pero exacto, todo está programado, el ritmo acá es otro, cuando vienes de Europa llegas acá y todo es lento y choca, todas las chicas que llegan desde Europa pasan lo mismo, o sea bajas velocidades, vas a otro ritmo.
¿Cuál fue el primer partido que jugaste por la selección de Perú?
El primer partido oficial fue el pre-olímpico en Caracas del 2004.
¿En el 2000 jugaste en giras y amistosos?
Sí, en giras. Mr Mambo es un poco... le falta ser flexible. El tiene sus seis, y se acabó, y nadie existe. Pero con esas seis y luego qué, mas allá…?
Esas jugadoras no iban a ser eternas.
Si pues Rosa García decía: ¡después de las olimpiadas me voy!, ya declaró, ¡me voy!. Y todo el mundo decía pero si se va Rosa García y ya saben que se va, “déjala jugar a la otra chica, que entre”. Y él (Manbo) decía: “No, tiene que despedirse bien”, (risas), entonces tiene que acabar jugando hasta el último. Y así no es, realmente en esa época yo no tenía mucho interés, simplemente no me interesaba, solamente lo hacía por cumplir, eso lo digo honestamente, no ha sido época muy bonita, no me gustó para nada.
¿No te gustó la etapa del 2000?
En la selección había dos grupos, es un poco complicado, el mismo Mambo tenía esa tendencia de que cada grupo tenía sus representantes. Entonces el manejaba en esta forma, él hablaba con las representantes de los grupos y para él era suficiente. Entonces, como que él no se interesaba en mi, no quiere saber qué es lo que pasa conmigo, ¿cómo va a dirigir?. Tienes que conocer parte psicológica de una jugadora o de una persona para saber como lo exprimo o saco lo mejor de ella, pero eso no le interesaba. Yo respeto mucho a las chicas mayores, realmente ha hecho un buen trabajo, son unas estrellas, pero solamente es un grupito y nada más. Ha llegado a obtener buenos resultados, está bien, pero con su carácter en contra, así tampoco puedes tratar y trabajar con la gente, estamos en otras épocas.….
¿Te sentías parte de ese grupo?
Habían varias chicas que estaban ahí por cumplir; simplemente dije: “ok Olimpiada, nunca estuve en una Olimpiada y no es tan fácil llegar allí y realmente no había el esfuerzo, nunca tu ibas decir: ¡quiero jugar! ¡Déjeme jugar!, No!, ellas sabían que no iban a jugar, porque no habían posibilidades, era tan cerrado todo esto. Pero yo siempre estaba dispuesta a ayudar a todas las chicas con lo que necesitan (de afuera), es muy importante también, pasar agua o estar afuera apoyando, dándoles aliento, y saber que tu no vas a entrar, pero sabes que tu si puedes apoyarlas.
Pero cuando acabaron, cuando perdimos todo, dije: ufff como que ya acabé mi partido. Pero es lo máximo, una olimpiada, pasar y ver, sentir todo esto, ver pasar a las estrellas y es mas poner nuestro punto de vista y decíamos: ¡míralo, yo pensé que era mas alto! (risas)
¿Hay algo que recuerdes mucho de Sydney?
Lo que recuerdo mucho, era que el centro de contacto, de ubicación, era el comedor; es un comedor tremendo que trabajaban las 24 horas. No importaba que tipo de competencia o deporte hacías, tú podías entrar depende de tu horario personal o de tu equipo, podías entrar al comedor: desayuno, almuerzo y cena; siempre entrabas y veías estrellas, gente famosa. Nosotras no buscábamos lo que queríamos comer, buscábamos donde están las estrellas, cuándo lo divisábamos íbamos y nos sentábamos cerca para ver nomás como era el deportista.
En uno de esos momentos entró a visitarnos (los deportistas) Mohammed Alí, me impresionó mucho. Él se esforzaba en posar en la foto para no temblar (por su enfermedad), como que trataba de controlarse. Obviamente hacían su cola pausadamente, uno por uno y entonces cada vez que posaba -para la foto- dejaba de temblar, después otra vez temblaba y de ahí otra vez, entonces como que sudaba el hombre, ese era el esfuerzo que hacía, lindo él, pero no me tomé foto con él.
¿Y la experiencia de estar en una Olimpíada, estar en la marcha inaugural de los juegos?
Es lo máximo, nos hemos divertido, pero si es lo máximo. Mi abuela de Kazajstán decía: “ponte un gorrito a la hora que vas a salir para verte”, y yo decía: “abuela, Dios mío”. Cuando tu sales al desfile, todo el mundo quiere ponerse afuera donde las cámaras lo filmen (risas) y lo primero teníamos que darle a Man bo Park el sitio (risas) “ya que importa”. No se como fue y dijeron: las chiquitas adelante y yo estaba ahí, Natalia (Málaga) al costado mío; creo que me he movido tanto que salí, la única yo solita en todo el trayecto (risas) y mi abuela me dijo: “te vi, te vi” y yo decía: “cómo no me vas a ver de todo lo que he hecho para que me reconozcas” (risas).
Debido al heckeo del foro voleyperuano.mundoforo.com, les volvemos a presentar la entrevista a nuestra armadora Elena Keldibekova para que de tal manera quede en los archivos del actual foro de voley peruano.
Atte...Admin.
Elena Keldibekova, Peruana de Corazón!
En días previos al Día de la Madre, Elena Keldibekova, armadora titular de la selección peruana, nacida en Almaty, Kazajstán y peruana por matrimonio, nos recibió en su hogar y compartió con nosotros sus recuerdos, sentimientos y experiencias en el mundo del voley.
Casada con el también voleybolista Johnny Westreicher y madre de un niño pequeño, Elena es dueña de un gran carisma y un inigualable sentido del humor, en cada una de sus palabras se aprecia cuan peruana se siente y lo emocionalmente unida que está a todas las chicas de la selección.
En esta primera parte de la entrevista, Elena con la sencillez que la caracteriza, comparte con nosotros los recuerdos de sus inicios en el voley, su paso por la selección de Kazajstán, así como los pocos conocidos detalles de su llegada a Perú, además de sus primeras experiencias como miembro de la selección peruana.
Cuéntanos Elena, ¿cómo fueron tus inicios, a que edad comenzaste a jugar voley?
A los 14 años y no fui una de las seleccionadas por la altura; era muy chiquita, en lo que era Kazajstán-Rusia, ahora es una Republica Independiente.
Tenia 14 años, mi papá me llevó, yo no quería, y cuando entré, eran unas... jirafas, eran grandotas y el entrenador en la primera impresión me miró y dijo: “la más chica, pues que se quede entrenando nomás”. (risas).
¿Cuál era el promedio de estatura de las jugadoras, que recién empezaban a entrenar?
Normalmente era a partir de 1.75 mts., bueno, en esa época; pienso yo, era más o menos a fines de los ochentas, 88 u 89 por ahí, pero tuvimos varias chicas que median 1.80mts.
Y desde tus inicios, ¿fuiste armadora?
Si, por el mismo problema de la estatura.
¿Jugaste en otra posición?
No, siempre fue armadora y por otro lado también el entrenador me vio que, como yo siempre he jugado con mi papá y ya sabía un poquito bolear con el antebrazo. Lo que se hace en Rusia es trabajar mucho fundamento, la pared es tu amigo Nº 1 siempre.
¿Empiezan con la pared?
Miles y miles de veces, antes y después del entrenamiento, siempre tienes que cumplir la suma, tenia que ser 500 antes y 400 después, que en total eran 900 o 1000 levantadas por día.
¿Todos los días?
Todos los días.
¿Desde los 14 años?
Si, desde chiquititas nos obligaban, es más la entrenadora nos corregía y decía: “No! ¡el dedo!, ¡el meñique!, estas boleando, el dedo grande, el dedo chico”. (gestos de voleo).
¿Nunca alternaste otra posición, nunca probaste o te dejaron probar jugar en posición 2 ó 4?
No. Lo que me ayudó fue que podía saltar bien. Mi papá bien orgulloso dice que nuestras piernas son fuertes, las piernas de mi familia son fuertes, podemos ser chiquitas pero saltamos; en esas categorías no te definen exactamente, las atacantes juegan en todas las posiciones, claro definen la situación de o atacante o levantadora, juegas 4-2. Mas adelante se especializan en atacantes de centro, de cuatro o de diagonal.
¿En qué equipo jugaste primero, algún club?
Un club, no es uno exclusivo, pero es un club deportivo de una constructora, que organizaban eventos para sus trabajadores, donde habían todos los deportes, atletismo, gimnasia, Voley, etc. Mi abuelo trabajo muchos años en la ADK.
¿Cómo se llamaba el club?
ADK Club de Constructores de Almaty.
¿Tú eres de Almaty? ¿Siempre has vivido ahí?
Si natural de Almaty. Si siempre he vivido ahí, y con suerte ahí tuvimos chicas que jugaban bien al voley, siempre ADK estuvo en altos niveles de las competencias.
Entre las repúblicas de la ex URSS, ¿Kazajstán era una cantera de voleibolistas?
¿Más que Rusia o Azerbaiyán?
Si. Ahora salió Azerbaiyán, antes no había Azerbaiyán, es más eran nuestros hermanos, siempre jugamos mucho contra ellos, partidos amistosos; pero después de Rusia, Kazajstán siempre ha sido el segundo en la liga, Ucrania nunca. Ahora que estamos independizados, Kazajstán está jugando prácticamente en la parte de Asia.
¿En Kazajstán el estilo de juego es más parecido al ruso o a los equipos asiáticos?
Es un juego más rápido y un juego más bien de potencia, de estatura. Kazajstán llevaba siempre un juego más asiático, pero asiático de chicas grandes, utilizaba mucho las combinaciones, como para tratar de mover a jugadoras rusas, son muy grandes, entonces necesitábamos moverlas, sobre todo en el bloqueo.
Luego de jugar en este club ADK, ¿jugaste por la selección, por otro club?
De menores estuve convocada a la preselección de Rusia, en primera fase, no entre a las primeras 12 porque es un poco complicado, siempre ha sido muy complicado entrar a la selección de Rusia. De 15 repúblicas que eran, escogen a una, aparte son 12 jugadoras, normalmente eran las que estaban más cerca a Rusia pues era más cómodo.
Solo jugué en esa preselección de menores por lo mismo que empezamos a separarnos como Kazajstán, tampoco pensé que me iban a incluir por el problema de la estatura (risas). Pero con la selección de Kazajstán siempre participe.
Antes de venir a Perú, ¿qué conocías de Perú?
Nada.
¿Y del voley peruano?
No, nada.
Alguna vez escuchamos que Natalia Romanova y tú sabían algo del voley peruano, porque en los 80 Perú y URSS eran rivales frecuentes en casi todos los torneos. Pero nos dices que no conocías nada?
Cuando yo empecé con el voley justo era en la época de la olimpiada, y ví ese partido de la final de Seúl 88, mi papá me llamó y me dijo: “mira un partido de voley, tienes que ver como es el voley de verdad, porque es lo máximo”. En ese entonces, él me explicaba como es el voley, y yo le decía que ni siquiera es un mundial (risas) Y mi papá me dijo que el torneo máximo a que puede llegar un deportista es una olimpiada, es aún más que un mundial y yo me quede sorprendida, me quedé mirando nomás pero para mi era lo mismo.
Un partido más.
Un partido más y nada más, pero si creo que estaban ganando las peruanas, y después las rusas las remataron, algo así. Me interesó y estuve viendo, es más, me llamó la atención porque habían dos chicas seleccionadas de Kazajstán.
¿Y cómo así llegaste a Perú?
No se bien como fue el contacto. Normalmente en invierno la mayoría de las chicas juegan en clubes extranjeros, entonces el resto que se queda están sin hacer prácticamente nada, solo muchos entrenamientos y nada mas. Entonces teníamos un hueco y nos dijeron que había una posibilidad de ir a jugar a Perú dos o tres meses, no tanto a ganar dinero, era más que nada, pienso yo, de curiosidad, de ver cómo es allá cruzando el océano. (risas).
El primer año, el 93 viajo un grupo yo no vine, tuve problemas con mis riñones, el doctor me dijo: “si quieres seguir jugando, tienes que parar ahora”, entonces tuve que parar, creo que tres meses y desde comienzo no podía ni caminar.
¿Descanso total?
Si. El entrenador decía, que eso era para nuestro futuro, y entonces dijeron vamos a descansarla mientras ustedes se van a Perú. El siguiente año ya dejaron que vaya, el 93 vinieron 7 creo, y en el 94 ya vinimos 4.
¿La experiencia fue buena para las que vinieron el 93?
Si, así decían.
¿Qué les contaban a ustedes?
Lo bueno que era sol, el calor y hacia un clima maravilloso y de las ropas de baño, era realmente un relajo de vacaciones (risas).
Las chicas que venían ¿en qué edad estaban? ¿Juveniles ó Mayores?
Yo pienso que eran mayores, porque yo vine de 19.
Cuando llegaste a Perú acá, viniste inicialmente por dos meses, por tres meses, por el verano, ¿por cuánto tiempo viniste, 2 ó 3 meses, por todo el verano?
Creo que nos llamaron por dos o tres meses nada más, no me acuerdo exactamente, es más tengo mi fecha de celebración de cuando llegue acá, justo de ahí cuento porque ahí conocí a mi futuro esposo, por decir es nuestra fecha en que nos conocimos.(risas)
¿Y qué te gustó de Perú?
La comida y la gente de repente, hay otro trato, en Europa el trato es más reservado, tienes que conocer bien a la persona o tener un buen contacto con la persona para que se abran. Acá todo el mundo contento, yo venia y parecía mi familia, todo el mundo decía: ¡Hola cómo estas! (con los brazos abiertos) Preguntaban si todo esta bien, había como que interés por otra persona. Cuando salíamos con mi esposo, el me presentaba a mi como su enamorada y la gente se venía encima y nos abrazaba (risas) yo decía: “¡Dios mío! ¿por qué están tan alegres?”. Mi esposo me explicaba porque son así, están alegres de verte, de conocerte, y cosas así.
¿Nunca habías salido de Europa?
No, siempre fue Europa y Asia.
¿Cómo decidiste quedarte en Perú?
Ay no se. (risas).
¿Lo pensaste mucho o fue rápido?
Había circunstancias de Natalia y mias, que nos ayudaron a decidir a quedarnos. Pero a la hora que nos quedamos, al salir de la aeropuerto, nosotras dos sentadas en el carro llorando decíamos ¿qué hemos hecho ahora? (risas) no se realmente, sentía mucha seguridad que no me iba a pasar nada, aquí me sentía bien.
¿Decides quedarte cuando estabas en el aeropuerto?
Antes hablamos entre nosotras de que íbamos a quedarnos. El problema era que no teníamos los pasaportes a la mano, tenían la costumbre de que los dirigentes tenían los pasaportes con ellos por seguridad, entonces si lo decíamos, antes del viaje no nos daban el pasaporte o nos llamaban la atención. Entonces tuvimos que esperar hasta el final en el aeropuerto a la hora que nos dieron la tarjeta de embarque, recién ahí. Y entonces Natalia con la mano temblando estaba llenando la tarjeta, yo le dije “¿por qué estas llenando? ¿No vamos a quedarnos?”, “Si”, decía ella, “vamos a quedarnos”, y seguía llenando (risas), “Ya pues entonces!” – le dije yo, y le cerré el pasaporte; entonces nos acercamos al entrenador y le dijimos que no íbamos a viajar, que nos íbamos a quedar.
¿Y cómo reaccionó?
Se quedó sorprendido, se volteó, y a su representante que era de un grupo de acá de Perú con quien nos contactaron le dijo: “haz algo”, Y el le dijo: “Yo no puedo hacer nada, ellas son mayores de edad, no las vas a amarrar, no se puede hacer nada”. Mientras nosotras nos íbamos hacia la salida (risas). Afuera estaban todas las chicas del Regatas, nosotras no entendíamos nada de español, entonces alrededor todas hablaban y nosotras no comprendíamos nada, era todo el equipo completo del Regatas que habían venido a ver como pasaba todo. Con las otras dos chicas nosotras si nos despedimos, pero también fue algo discreto y tenía que ser a último momento, porque si no podría haber mucha emoción o alguien podría hablar.
El equipo del Regatas fue a despedirse pero a ver también.
Un circo parecía y de ahí ya directamente nos llevaron al carro y las chicas de Kazajstán salieron corriendo, y nosotras pensamos que el entrenador iba tras de nosotras y dijimos: “¡pucha están saliendo por nosotras y ahora que hacemos!” (risas) y ellas dijeron: “no, estamos nosotras solas, sólo que queríamos despedirnos de ustedes”; ahí si nos despedimos bien y todo, conversamos, le pedimos que llamaran a nuestra familia y dimos encargos. Habia sido duro y no dormimos toda la noche.
¿Ustedes habían comentado a sus familias que se iban a quedar?
No.
Las primeras semanas o meses, ¿fue fácil o difícil para ustedes? ¿se arrepintieron? o ¿estaban contentas?
Pienso que cuando pasa el tiempo rápido, si para mi ha pasado rápido, es que estas feliz y entretenida, el mismo clima también te ayuda, entraba el verano, fechas navideñas, todo era nuevo para nosotras. Regatas nos apoyo desde el comienzo dándonos donde dormir, porque el Club tiene una especie de concentración. El Regatas nos pagaba un sueldo, solamente teníamos que entrenar y jugar por ellos. Así empezamos.
Y cuando se cumplió el tiempo, ¿cuánto tiempo podían quedarse con el pasaporte?
No se cómo era, pero el problema era que teníamos que casarnos urgente (risas) pero no era ese el plan, por mi parte ha sido de repente rápido por la misma situación. Me sentía feliz.
¿Cuánto tiempo después te casaste?
En un poco más de medio año me casé, llegue en noviembre y me casé en Julio.
¿Los primeros meses cómo hicieron con el idioma? ¿Fue fácil aprenderlo, tomaron clases?
No, no tomamos clases, mi profesor es mi esposo.
¿Cómo se comunicaban inicialmente tu esposo y tu?
Realmente, había una especie de gestos, nuestro idioma. El me corregía, para mi ha sido bastante fácil aprender el idioma, en tres meses ya entendía mucho, pero no hablaba y el me decía: “¡pero háblame!” – “pero no puedo, no me sale”, le decía. En seis meses ya empecé a hablar, fue bastante fácil, es un idioma que suena lindo, provoca pronunciar, repetir las palabras.
¿Seguiste jugando por el Regatas?
Siempre, bueno después que nació mi hijo, tuve la posibilidad de ir a España y con mis amigas Rusas que viven en España me invitaron a ir jugar a Alemania.
¿Cómo te sientes ahora en el Club, es tu lugar de trabajo?
Bien, Regatas siempre nos apoyó en todo, o quizás por otro lado, no conocía otro club, tampoco había creo, había como Asociaciones o cosas así.
¿Era muy distinto a lo que tú estabas habituada en Kazajstán?
No, no exactamente, porque así un club grande, me sorprendió ver un club de esa magnitud, que tiene tantos deportes, todo tiene acá. (risas)
Cuéntanos ¿cómo llegas a jugar por la selección? ¿en qué momento te convocan?
La primera vez fui a una llamada de Man Bock Park, en el año 2000, llegue desde España. Es más las chicas clasificaron sin mi, yo no había pasado toda esa temporada de clasificaciones, de sudamericanos, solamente llegue a Lima. Natalia (Romanova) no aceptó en ese momento, yo dije: no hay ningún problema. Pero ahí si había mucho trabajo para levantadoras, no solamente Rosa García, yo creo que era la cuarta.
¿Quienes estaban?
Estaba Rosa (García), Mariela (Portocarrero), una jovencita y yo. En las últimas giras hemos estado las tres (la jovencita no entró), nos llevaban, porque creo que llevaban 18 personas a las giras y rotamos ahí jugando. Normalmente Rosa jugaba más que nosotras, Mariela y yo teníamos que rotar nomás, Rosa jugaba y luego un set Mariela o un set yo.
¿Era muy distinto estar en la selección que estar en un club? ¿La intensidad del entrenamiento, del trabajo, la concentración y la exigencia?
En comparación con Europa allá era más exigente, de repente es más organizado, más planificado, más modernizado. Acá siguen entrenando 4 horas, y allá no más de 2 horas, porque ahora las reglas han cambiado, no dura un partido más de dos horas.
En España donde estuve entrenando, y ahora en Alemania es más dinámico, mucho más rápido, tiene más intensidad, siempre velocidad, siempre estamos haciendo algo. Acá vienes te hechas un rato a estirar y todo es lento. Pero allá cuando acaba el entrenamiento, recién ahí me podía sentar. Allá hasta para estirarte te dan ese dinamismo, entonces te hacen trabajar tus músculos, te lo estiran con mas intensidad. Acá te hechas 3 horas. (risas)
Obviamente, se enfrían otros músculos mientras estas echado en el piso la espalda se enfría y qué vas a estirar ahí. Allá hasta para tomar agua 1 minuto y medio, pero exacto, todo está programado, el ritmo acá es otro, cuando vienes de Europa llegas acá y todo es lento y choca, todas las chicas que llegan desde Europa pasan lo mismo, o sea bajas velocidades, vas a otro ritmo.
¿Cuál fue el primer partido que jugaste por la selección de Perú?
El primer partido oficial fue el pre-olímpico en Caracas del 2004.
¿En el 2000 jugaste en giras y amistosos?
Sí, en giras. Mr Mambo es un poco... le falta ser flexible. El tiene sus seis, y se acabó, y nadie existe. Pero con esas seis y luego qué, mas allá…?
Esas jugadoras no iban a ser eternas.
Si pues Rosa García decía: ¡después de las olimpiadas me voy!, ya declaró, ¡me voy!. Y todo el mundo decía pero si se va Rosa García y ya saben que se va, “déjala jugar a la otra chica, que entre”. Y él (Manbo) decía: “No, tiene que despedirse bien”, (risas), entonces tiene que acabar jugando hasta el último. Y así no es, realmente en esa época yo no tenía mucho interés, simplemente no me interesaba, solamente lo hacía por cumplir, eso lo digo honestamente, no ha sido época muy bonita, no me gustó para nada.
¿No te gustó la etapa del 2000?
En la selección había dos grupos, es un poco complicado, el mismo Mambo tenía esa tendencia de que cada grupo tenía sus representantes. Entonces el manejaba en esta forma, él hablaba con las representantes de los grupos y para él era suficiente. Entonces, como que él no se interesaba en mi, no quiere saber qué es lo que pasa conmigo, ¿cómo va a dirigir?. Tienes que conocer parte psicológica de una jugadora o de una persona para saber como lo exprimo o saco lo mejor de ella, pero eso no le interesaba. Yo respeto mucho a las chicas mayores, realmente ha hecho un buen trabajo, son unas estrellas, pero solamente es un grupito y nada más. Ha llegado a obtener buenos resultados, está bien, pero con su carácter en contra, así tampoco puedes tratar y trabajar con la gente, estamos en otras épocas.….
¿Te sentías parte de ese grupo?
Habían varias chicas que estaban ahí por cumplir; simplemente dije: “ok Olimpiada, nunca estuve en una Olimpiada y no es tan fácil llegar allí y realmente no había el esfuerzo, nunca tu ibas decir: ¡quiero jugar! ¡Déjeme jugar!, No!, ellas sabían que no iban a jugar, porque no habían posibilidades, era tan cerrado todo esto. Pero yo siempre estaba dispuesta a ayudar a todas las chicas con lo que necesitan (de afuera), es muy importante también, pasar agua o estar afuera apoyando, dándoles aliento, y saber que tu no vas a entrar, pero sabes que tu si puedes apoyarlas.
Pero cuando acabaron, cuando perdimos todo, dije: ufff como que ya acabé mi partido. Pero es lo máximo, una olimpiada, pasar y ver, sentir todo esto, ver pasar a las estrellas y es mas poner nuestro punto de vista y decíamos: ¡míralo, yo pensé que era mas alto! (risas)
¿Hay algo que recuerdes mucho de Sydney?
Lo que recuerdo mucho, era que el centro de contacto, de ubicación, era el comedor; es un comedor tremendo que trabajaban las 24 horas. No importaba que tipo de competencia o deporte hacías, tú podías entrar depende de tu horario personal o de tu equipo, podías entrar al comedor: desayuno, almuerzo y cena; siempre entrabas y veías estrellas, gente famosa. Nosotras no buscábamos lo que queríamos comer, buscábamos donde están las estrellas, cuándo lo divisábamos íbamos y nos sentábamos cerca para ver nomás como era el deportista.
En uno de esos momentos entró a visitarnos (los deportistas) Mohammed Alí, me impresionó mucho. Él se esforzaba en posar en la foto para no temblar (por su enfermedad), como que trataba de controlarse. Obviamente hacían su cola pausadamente, uno por uno y entonces cada vez que posaba -para la foto- dejaba de temblar, después otra vez temblaba y de ahí otra vez, entonces como que sudaba el hombre, ese era el esfuerzo que hacía, lindo él, pero no me tomé foto con él.
¿Y la experiencia de estar en una Olimpíada, estar en la marcha inaugural de los juegos?
Es lo máximo, nos hemos divertido, pero si es lo máximo. Mi abuela de Kazajstán decía: “ponte un gorrito a la hora que vas a salir para verte”, y yo decía: “abuela, Dios mío”. Cuando tu sales al desfile, todo el mundo quiere ponerse afuera donde las cámaras lo filmen (risas) y lo primero teníamos que darle a Man bo Park el sitio (risas) “ya que importa”. No se como fue y dijeron: las chiquitas adelante y yo estaba ahí, Natalia (Málaga) al costado mío; creo que me he movido tanto que salí, la única yo solita en todo el trayecto (risas) y mi abuela me dijo: “te vi, te vi” y yo decía: “cómo no me vas a ver de todo lo que he hecho para que me reconozcas” (risas).
Última edición por foro_voleyperuano el Dom Oct 11, 2009 2:37 pm, editado 2 veces